Los Houston Texans eliminaron a Oakland y, al tener el sembrado más bajo (4) de la AFC, enfrentará al número uno de la Conferencia Americana en la ronda divisional, los New England Patriots.
Tras una temporada rozando la perfección (14-2), el equipo de Bill Belichik recibirá a los texanos que han evolucionado a lo largo de la season y acabaron siendo campeones de la AFC Sur (hazaña que han logrado en cuatro de las últimas seis temporadas NFL), y además la semana pasada se quitaron del medio a los Oakland Raiders.
Con una defensa sublime, en lo más alto de la liga, Houston buscará de
tener alguna posibilidad ante New England tratando de presionar cuanto
más posible al quarterback rival por medio de la estrella tapada Jadeveon Clowney, junto a DJ Reader, Chris Covington y el viejo conocido Vince Wilfork, conformando una línea defensiva de mucho miedo. Han conseguido hacer olvidar a JJ Watt, Kevin Johnson o John Simon, tres indiscutibles de Romeo Crennel que sin embargo las lesiones los han apartado de la liga.
Y esta presión en el pocket se traduce con que los veteranos Jonathan Joseph, Kareem Jackson y AJ Bouye hayan hecho un gran papel durante la temporada, pues precipitar al quarterback
o hacerlo lanzar en movimiento siempre hace más fácil la cobertura con
los receptores. Eso sí, esta vez tendrán a una enorme variedad de
posibles pases, pues Tom Brady cuenta con su favorito Julian Edelman, y con los seguros y “desconocidos” de Malcolm Mitchell, Chris Hogan y el recién llegado Michael Floyd, quien ya destacó en la Week 17 frente a los Dolphins. Además, estará de regreso un mes después Danny Amendola,
pues ha vuelto a las prácticas esta semana tras una lesión en el
tobillo y se siente muy ilusionado por volver justo a tiempo, a los playoffs. Sin duda, un peligro más para la secundaria de Houston. Incluso aún sin Gronkowski, Martellus Bennett siempre puede dar quebraderos de cabeza con sus grandes recepciones.
Para proteger a Brady estará una
renovada y muy acertada línea ofensiva que han hecho olvidar las lagunas
de la temporada pasada cuando entrar al pocket era demasiado fácil. Scarnecchia a conseguido un grupo con Marcus Cannon sorprendentemente de cabecilla, y con Joe Thuney y Nate Solder
como destacables, y New England se ha colocado como el quinto mejor
equipo en permitir sacks (24). Mucho trabajo tendrá la defensiva de los
Texans para intentar llegar a Brady.
Por su parte, la ofensiva del equipo de Bill O’Brien tendrá que cuidar la posesión y asentar su juego de carrera por medio de Lamar Miller como principal arma en ataque. Brock Osweiler sigue sin ser un quarterback
seguro y de garantía, pero tras perder la titularidad por dos semanas y
recuperarla ante Oakland parece estar más tranquilo y confiado en sus
decisiones. Los Texans han variado este puesto titular hasta 8 veces en
los últimos tres años, algo que sin duda perjudica al equipo ofensivo
que tendrá que aferrarse a la carrera y a los pocos balones que pueda
cazar el siempre espectacular DeAndre Hopkins y el novato Will Fuller, frente a Malcolm Butler, McCourty y Chung, Cyrus Jones y demás, una secundaria que ha ido de menos a más capaces de ser relevantes a la hora de los turnovers (los Patriots fueron el tercer equipo más efectivo por una diferencia de +12: 23 recuperaciones por 11 pérdidas).
Otra buena opción de avanzar yardas para los Patriots, al margen de su amplio variado de receptores, será el juego terrestre. LeGarrette Blount ha realizado una tremenda temporada con 18 TD y 1161 yardas. Además, la franquicia de Boston cuenta este año con Dion Lewis y James White sin lesiones, running backs
polivalentes que además de correr también saben muy bien recibir en
pantalla. Al otro lado del campo, para evitar un festival de carreras
estarán de los mejores linebackers de la liga, pues los Texans
han permitido menos de 90 yardas por tierra y menos de 17 puntos por
partido en casa durante la temporada. Defensa, defensa y más defensa
ante un cúmulo de buenos jugadores dispuestos a poner en serios
problemas a los texanos.
Ambos equipos ya se enfrentaron en la tercera jornada donde Brady estaba en el banquillo y Jacoby Brissett tuvo que sustituir a Garoppolo,
y sacaron una increíble blanqueada de 27-0. Sin embargo, aquellos
Texans no tienen nada que ver con el conjunto actual de O’Brien. En
aquel partido tuvieron dos fumbles en el primer cuarto en su propia redzone, pero en la ronda de wild card no perdieron ningún balón ante los Raiders y además interceptaron a Connor Cook hasta tres veces, algo que era impensable para Houston en el arranque de la season.
A priori los New England Patriots son
indiscutibles favoritos por la espectacular temporada regular que han
realizado y porque los Texans no tienen apenas nivel ofensivo para
plantar cara a los grandes rivales como este. Sin embargo, desde
Massachusetts hay mucho respeto a la defensa de Houston, quienes
acudirán al Gillette Stadium con las ideas muy claras
de no autodañarse a sí mismo: mantener la posesión del balón y
encomendándose a la defensa y al juego terrestre, para luchar por el
encuentro y por seguir soñando en ser el primer equipo que disputaría la
Super Bowl en casa.
(Imagen destacada: skysports.com)
(Imagen destacada: skysports.com)
Víctor Calle
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