Lo había avisado Valero Rivera, aunque se nos pasó a todos: "Ya puedes jugar como quieras, que como la portería no pare, no hay nada que hacer". Y acertó. El ángel de la guarda de España se tomó un día de asueto, y los porteros no estuvieron en el partido, ni Hombrados fue Hombrados ni Sterbik fue Sterbik. Conclusión: ganó Dinamarca, que tuvo en Landin a un verdadero protector, porque joven y chupadito, detuvo tres siete metros, y en varios uno contra uno sacó balones inverosímiles. Por eso Dinamarca estará mañana en la final, y España peleando por el bronce (14:30 horas). Resultado final, 28-24.
Lo cierto es que España sabía cómo jugar a Dinamarca, la realidad es que tenía tan estudiado su fatídico contragolpe que lo controló con una enorme concentración los sesenta minutos. Es más, Dinamarca no logró esos goles fáciles con su segunda oleada. Tuvo que jugar en posicional, a disgusto por el trabajo en 5-1 de Ugalde. Pero tuvo alguna aportación espectacular de Hansen desde los nueve metros, del extremo Lindberd y de Sondergaard. Con ellos tres y la portería, Dinamarca salió victoriosa en esta semifinal.
Pero no fue un paseo para Dinamarca, que en el minuto 55 había perdido dos goles de renta en superioridad. España no se había hundido, y ahora estaba tensa, dura, expeditiva. Nunca se había puesto por delante, pero cuando un equipo sale de un bache y gana 2-0 el parcial, es posible lograr la remontada final. Pero no. Llegó otra exclusión, la de Viran Morros, tan rigurosa como devastadora, porque en ese momento España hizo crack Y se rompió.
Había salido con vida de otros trances, de otras decisiones incomprensibles por la disparidad de criterios, de las pérdidas de balón de los primeros cinco minutos de la primera parte, de que la portería tardase 20 minutos en parar su primer balón. Todo eso se había superado, pero en inferioridad, y en el último suspiro, con dos exclusiones en cinco minutos, ya no hubo respuesta y encajó ese parcial injusto de 1-5. Demasiado castigo para los méritos de ambos equipos. Repasando la estadística, fue el portero Landin el que dejó a España sin Mundial. www.as.com
Lo cierto es que España sabía cómo jugar a Dinamarca, la realidad es que tenía tan estudiado su fatídico contragolpe que lo controló con una enorme concentración los sesenta minutos. Es más, Dinamarca no logró esos goles fáciles con su segunda oleada. Tuvo que jugar en posicional, a disgusto por el trabajo en 5-1 de Ugalde. Pero tuvo alguna aportación espectacular de Hansen desde los nueve metros, del extremo Lindberd y de Sondergaard. Con ellos tres y la portería, Dinamarca salió victoriosa en esta semifinal.
Pero no fue un paseo para Dinamarca, que en el minuto 55 había perdido dos goles de renta en superioridad. España no se había hundido, y ahora estaba tensa, dura, expeditiva. Nunca se había puesto por delante, pero cuando un equipo sale de un bache y gana 2-0 el parcial, es posible lograr la remontada final. Pero no. Llegó otra exclusión, la de Viran Morros, tan rigurosa como devastadora, porque en ese momento España hizo crack Y se rompió.
Había salido con vida de otros trances, de otras decisiones incomprensibles por la disparidad de criterios, de las pérdidas de balón de los primeros cinco minutos de la primera parte, de que la portería tardase 20 minutos en parar su primer balón. Todo eso se había superado, pero en inferioridad, y en el último suspiro, con dos exclusiones en cinco minutos, ya no hubo respuesta y encajó ese parcial injusto de 1-5. Demasiado castigo para los méritos de ambos equipos. Repasando la estadística, fue el portero Landin el que dejó a España sin Mundial. www.as.com