El modesto club que dirige Claudio Ranieri es el nuevo campeón de la Premier League. Al empate firmado el domingo contra el Manchester United en Old Trafford (1-1) le siguió este lunes la igualada de su más inmediato perseguidor, el Tottenham, contra el Chelsea en Stamford Bridge (2-2) en un partido en el que los blues igualaron una desventaja de dos goles en la segunda parte y que permite a los foxes abrazarse a una gloria que ya les pertenecía pero para la cual debían certificarla aún.
No pudo ser en Old Trafford ni tampoco será en el estadio local el próximo fin de semana. El histórico título pilló a la plantilla en su día de descanso que trataron de vivir como si nada junto a sus familiares y amigos.
Pero por más que trataran de hacer normal el día más extraordinario de sus carreras deportivas era evidente que la plantilla del Leicester, así como sus fieles aficionados, estaban viviendo el día más importante en los 132 años de vida del club. Un club del que surgieron los porteros Gordon Banks y Peter Shilton además de Gary Lineker, uno de los delanteros más letales del fútbol inglés y cuya figura encarna ahora Jamie Vardy, que en poco tiempo ha pasado de los campos de séptima división a ser el punto de referencia del ataque de Inglaterra.
La seguridad defensiva ha sido, junto con los goles de Vardy y Mahrez, la clave para dar el primer titulo al Leicester City sin pasar por alto la entrega de Kanté y el trabajo sordo pero eficaz de Drinkwater, Albringhton o Ulloa ni olvidar la firmeza de Schmeichel bajo palos.