El VRAC Quesos Entrepinares se proclamó campeón de la Copa del Rey al vencer en la final al SilverStorm El Salvador (16-20) en un partido muy disputado, jugado de poder a poder, y que mantuvo su intensidad y emoción hasta el final. Es el quinto título para los vallisoletanos (1998, 2010, 2014, 2015 y 2018).
En la primera mitad el VRAC comenzó enchufado. Entró en el partido con mayor intensidad y quiso marcar muy pronto el territorio. De hecho, en el primer minuto se adelantaría en el marcador gracias a un ensayo del ala Pedro de la Lastra pegado al banderín, tras una jugada colectiva. Gareth Grifiths convertiría (0-7). Dos golpes de castigo del centro inglés, minutos 9 y 15, elevaban el (0-13) al marcador.
Pero El Salvador despertó. Sam Katz, el apertura, puso a jugar a sus tres cuartos y empezó a pisar campo rival. A los 18 minutos tras una touch, y una perfecta ejecución de maul, el pilier argentino Leandro Wozniak ensayó. No transformó Katz, pero el (5-10) subió al marcador.
En esa misma línea siguió desarrollándose el partido hasta que a los 27 minutos, una ruptura del zaguero Nuu Junior volvió a significar un nuevo ensayo colegial que Katz no pudo transformar (10-13). Mejoró el Quesos en la recta final del choque, el valenciano Álvar Gimeno asumió mayor protagonismo con un par de buenas acciones defensivas y ofensivas, y acabó jugando en la veintidós de El Salvador. Al descanso se llegaría con el igualado marcador de 10-13.
Más igualado no se pudo poner el partido en su reanudación. Griffiths perdonó un golpe a palos pero Sam Katz aprovechó su oportunidad (13-13). El capitán quesero, Kalo Kalo Gavidi aprovechaba un error defensivo para ensayar en el minuto 52, y esta vez sí que Gass materializaba la posterior conversión, y el VRAC se ponía (13-20) en el electrónico. Katz recortaba distancias con otro golpe (16-20) y el partido estaba a falta de 15 minutos para quien lo quisiera ganar. Griffiths volvió a perdonar un golpe de castigo, pero aún así, El Salvador no tenía una vía de acceso clara y el partido finalizaba en su veintidós ante el empuje queso en busca de un ensayo.