
La Centre Court del All England Club fue testigo de su regreso repleto de confianza con Kevin Anderson como invitado de piedra (6-2, 6-2 y 7-6(3)). El sudafricano no fue rival para un tenista que llegaba disparado después de la exhibición que regaló junto a Nadal a todos los amantes al deporte de la raqueta.
En su segunda final de un Grand Slam tras la perdida el año pasado ante Nadal en el US Open, Anderson la afrontó con las secuelas físicas de la paliza que se pegó ante Isner. Tampoco debió ser fácil mentalizarse para el duelo ante el serbio. El paso previo a la gloria era contra un gigante dormido hasta este torneo. Su nivel mostrado asustaba a cualquiera, incluso al verdugo de Federer. FUENTE