Takuma Sato ganó las 500 millas de Indianápolis por segunda vez en su carrera deportiva después de un duelo apasionante con Scott Dixon. El líder de la general de la IndyCar parecía ser el que tenía mejor ritmo, e incluso llegó a tener unos 10 segundos de ventaja, pero Sato se impuso en un último relevo fantástico.
La carrera acabó con bandera amarilla, lo cual fue un bajón porque Sato estaba enzarzado con los pilotos doblados y Dixon parecía echarse encima. Pero un accidente brutal de Spencer Pigot provocó la salida a pista de las asistencias médicas y por lo tanto los coches cruzaron la meta tras el coche de seguridad.
Las bandera amarillas fueron la tónica de la carrera. Hubo bastantes accidentes, uno de ellos del español Álex Palou. El piloto debutante estaba haciendo un carrerón, aguantando con temple en la primera mitad de carrera y atacando en la segunda, completando bastantes adelantamientos. De hecho Palou rodaba en el top-10 y se intentaba posicionar para el final de la carrera cuando se fue al muro. Un accidente fuerte pero que se saldó sin consecuencias físicas para él.
Más problemas arrastró Fernando Alonso. El asturiano rodó bastante atrás en las primeras vueltas, ahorrando combustible en busca de una estrategia alternativa que le permitiese aspirar a la victoria saliéndose de la dinámica de paradas en boxes en la que iban los líderes de la carrera.
El problema fue que justo después del accidente de Palou, cuando Alonso entró a hacer una de sus paradas, el embrague se averió. La detención fue muy lenta porque no pudo engranar la primera marcha. Al final volvió a pista gracias a que los mecánicos le empujaron, pero con mucho tiempo perdido.
Y como el embrague estaba fastidiado tuvieron exactamente el mismo problema en la última parada en boxes. Alonso pudo terminar las 500 millas de Indianápolis por primera vez en su vida, pero lo hizo en 21ª posición. FUENTE
