
Esta fue la primera final femenina con dos jugadores estadounidenses en Flushing Meadows desde 2002, cuando Serena Williams venció a Venus Williams. También fue apenas la segunda ocasión en la era abierta que en Nueva York se produjo un duelo entre dos mujeres debutantes en la final de un grande.
Y Stephens fue la que mejor respondió ante las circunstancias, llevándose los últimos ochos games, con apenas seis errores no forzados (Keys acumuló 30) en 61 minutos de dominio abrumador.
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