Ha ocurrido algo inédito en el football universitario. Algo que no pasaba desde 1991. Y es que el Heisman Trophy, el trofeo al mejor jugador de la temporada NCAA, este año ha sido para un receptor. Un premio que acaparan los quarterbacks y que esta vez ni siquiera ha sido para un running back, como sucedió con Derrick Henry en 2015, Mark Ingram doce años atrás o Reggie Bush en 2005 (vacante). Se lo ha ganado y más que merecido, el jugador de Alabama, DeVonta Smith, quien junto a Henry e Ingram son los tres Crimson Tide que ostentan un Heisman.
Es un hecho que no sucedía desde hace 30 años, cuando lo ganó Desmond Howard, receptor por entonces de Michigan. Tras una ceremonia virtual, se convierte a su vez en el cuarto WR en ganarlo, desde 1935 que se otorga este premio en el fútbol americano universitario.
Es un receptor que todos teníamos en el punto de mira al abrir la temporada, para seguir su evolución de cara al futuro NFL Draft. Pero sería Jaylen Waddle quien se agenciaría del rol de receptor número uno en Alabama. Sin embargo, Waddle se lesionó (podría estar de vuelta en el National Championship Game) y tomó dichos galones Smith, siendo espectacular. Ha jugado 11 encuentros en la temporada regular, totalizando 1511 yardas de recepción en 98 capturas, y 17 fueron touchdown.
Ha superado en votos por el Heisman (1.856) a Trevor Lawrence (1.187), el quarterback de Clemson máximo favorito al número 1 del Draft que ha terminado la temporada en 2753 yardas de pase, 22 touchdowns, solo 4 intercepciones, otras 7 anotaciones de carrera y 211 yardas terrestres. Y habiéndose perdido dos juegos por Covid-19. Los otros dos finalistas eran su propio QB, Mac Jones (1.130) y Kyle Trask, QB de Florida (737). También fueron candidatos al galardón los corredores Najee Harris y Breece Hall, Justin Fields, Zach Wilson e Ian Book, y el tight end de los Gators, Kyle Pitts.
Alabama es la favorita para el título
Pasamos ahora a dar unas pinceladas previas al National Championship Game. Si los casos de Covid-19 en el equipo de Ohio State (3º) no acaban posponiendo el partido, el próximo lunes 11 de enero se decidirá al nuevo campeón nacional del football universitario, asumiendo el legado de LSU. Tendremos a los Buckeyes ante una, a priori, muy favorita Alabama (1º).
Como veis, los Crimson Tide han tenido a dos de su jugadores finalistas por el Heisman. Y cerca de tener tres. El tridente ofensivo conformado por Mac Jones, DeVonta Smith y Najee Harris ha sido letal para todos sus rivales. Imparable con una media de casi 50 puntos por encuentro de regular season. El quarterback acabó el año con números escandalosos: 3795 yardas de pase, 32 envíos de touchdown y solo 4 intercepciones. Con un porcentaje del 76'5% de lanzamientos completados en los 11 partidos jugados, un porcentaje que significa el más alto en la FBS. Y Harris ha corrido en los 12 juegos, incluido la Rose Bowl, para 1387 yardas y 24 touchdowns, recibiendo además 36 balones para 346 yardas y otras 3 anotaciones.
Es un equipo que sin duda es capaz de irse a los puntos necesarios si su rival también es de alta anotación, como el duelo por la SEC ante Florida. Y también de defender lo justo ante el contrario para acabar el año en pleno de victorias. Como demostró en la Rose Bowl frente a Notre Dame, un equipo puramente terrestre que se quedó en solo 3'7 yardas por jugada de carrera. Y únicamente anotaron dos veces, la segunda ya a finales del partido sin nada que decidir. Brillaron Mac Jones y DeVonta Smith, que fueron una apisonadora con 7'9 yardas ganadas en cada acción de promedio, y con los factores añadidos que suponen Najee Harris y también el buen receptor John Metchie III. Ni hablar si cuentan también con Waddle para el encuentro....
Gran culpa de que este ataque funcione tan bien la tiene su línea ofensiva. Genera espacios para correr y da todo el tiempo del mundo para que Jones busque a sus receptores estrellas desmarcados. Destaca el LT Alex Leatherwood, y aunque su center Landon Dickerson se lesionó antes del duelo con los Fighting Irish, la verdad que no le echaron mucho en falta. Es la OL ganadora del Joe Moore Award, premio a la línea más importante del país de la temporada. Y en defensa ha presentado bastantes dudas el grupo liderado por los linebackers Dylan Moses y Christian Harris, y el cornerback destacado Patrick Surtain II.
Ohio State dependientes del hacer de Justin Fields
Alabama presenciará su quinta final en los últimos seis años, siendo una revancha de la Sugar Bowl de 2014 en semifinales. En esa temporada se llevó a cabo por primera vez el College Football Playoff, de donde data el último título nacional de Ohio State. Así, ambos se reencontrarán en el Hard Rock Stadium de Miami para disputar una final inédita.
Los Buckeyes se reivindicaron tras su nefasta temporada en la que la pandemia les dejaron con solo cinco partidos disputados. Finalmente la Big Ten permitió que jugasen el encuentro por la conferencia ante Northwestern, y se llevaron el título así como una nueva Sugar Bowl contra Clemson, dando todo un golpe en la mesa. Desde el duelo ante los Wildcats se han encontrado con el corredor Trey Sermon, quien estuvo de récord con 331 yardas en el Big Ten Championship Game y sumó 193 ante los Tigers.
Esta nueva amenaza se suma a la de los receptores Chris Olave (660 yardas en 42 recepciones y 7 TDs en los 7 juegos) y Garrett Wilson (673 yardas con 5 anotaciones). Mientras que todo dependerá del nivel de Justin Fields para plantar cara a la explosiva Alabama. El quarterback se fue tocado de las semifinales, pero no le impidió dar hasta seis pases de touchdown. Acumula 1906 yardas aéreas, 21 touchdowns, 6 intercepciones y el 73'4% de envíos completados. Y su movilidad será determinante para romper los esquemas de Alabama y que la defensa siempre esté pendiente de él. Ha corrido en 75 ocasiones, ha avanzado 316 yardas y ha anotado cinco veces.
Otro factor importante será cómo responderá la defensa encabezada por Justin Hilliard ante los Crimson Tide. Deberán conseguir mucha presión como hicieron a Lawrence, pero en esta ocasión tienen a la mejor línea ofensiva del país. Además, acabaron concediendo más de 400 yardas a los Tigers, aunque en carrera no pasaron de las 44. Y eso que cuentan con Travis Etienne.
Mucho nivel en ataque deben demostrar para ocultar las carencias defensivas que pueden ofrecer estos Buckeyes. Y seguramente que veremos más de lo mismo por parte de Alabama, exhibiendo su ofensiva para buscar un nuevo título.