
El alicantino, una pequeña bomba que acreditaba ya 24 victorias (17 de ellas por KO), hizo gala de su explosividad. Primero trabajó abajo a su rival, para minar su resistencia física, y luego buscó el KO.
Pudo venir en el quinto en el que, de no ser porque el inglés, perro viejo, se agarró a él para arrastrarlo también al suelo, se pudo consumar. En el octavo, Kiko lució con una serie de ganchos; en el noveno, una derecha como un tiro hizo efecto y en el décimo llegó el KO con la zurda. FUENTE