Un irreconocible Bayern le cedió el protagonismo del partido al Borussia en los minutos iniciales. Erraban en la salida, carecían de intensidad en la zona de volantes y los dos mejores extremos del mundo, Robben y Ribéry, perdían cada mano a mano propuesto. Lewandowski y Reüs se asociaron un par de veces de cara a gol y de no ser por Manuel Neuer, el partido hubiera tomado un rumbo definitivo.
La presión que imprimió durante el arranque de partido, le terminó por pasar factura al BVB, que vio como su dominio táctico se condicionaba ante la mejoría del cuadro bávaro. Un par de cara a cara de Robben ante Weidenfeller le dieron el momentum al Bayern, que cerró de mejor manera la primera mitad.Para la segunda mitad, el Bayern adelantó líneas y ahogó la salida del Borussia. Arjen Robben abandonó el costado y comenzó a asociarse con Franck Ribéry. El binomio propuesto por Heynckes no tardó en rendir frutos. Ribéry filtró para Robben y este asistió de gol a Mandzukic con la portería vacía. Dante prolongó la agonía del Borussia tras cometer un penal infantil sobre Reüs. Gündogan cruzó a Neuer y puso de vuelta en el partido a los de Westfalen. Por momentos el partido se tornó pantanoso en medio terreno y comenzó a dividirse mucho la pelota. El Bayern exhibió mayores arrestos físicos y metió en su campo al cuadro de Klopp. Sobre el final, una nueva genialidad de Ribéry dejó plantado a Robben con Weidenfeller y esta vez, el holandés sepultó sus fantasmas y con un toque sutil definió para encumbrar al Bayern Múnich en la élite de Europa.
