A 30 vueltas del final, poco después de pasar el ecuador del Gran Premio de México, cuatro pilotos, Lewis Hamilton, Sebastian Vettel, Valteri Bottas y Charles Leclerc, podían ganar. Ese era el orden en carrera, también la forma inversa de degradación de neumáticos. Cuando más atrás, mejores neumáticos. Y a ese cuarteto de Ferrari y Mercedes podía haberse unido Max Verstappen, de no haber completado un fin de semana infantil, de los que le crucificaron en sus primeros años en Fórmula 1 y que parecían olvidados.
Finalmente ganó Lewis Hamilton, aunque le faltaron un par de puntos para lograr el sexto título de forma matemática. El británico supo aguantar a Vettel en las tres últimas vueltas, cuando el alemán recibió la orden de atacarlo. Por detrás, Bottas no es de esos pilotos capaces de sorprender y se quedó sin atacar a Vettel cuando ya lo tenía a menos de un segundo.
Y Leclerc no llegó finalmente con las mejores opciones al final. Ferrari eligió para él una estrategia a dos paradas que resultó peor que la de una, y aún más, cuando un error de sus mecánicos le hicieron perder tres segundos en su segunda parada. Tampoco fue el mejor día para Carlos Sainz con muchos problemas de grip con sus neumáticos. Se quedó fuera de los puntos tras rodar cuarto poco después de una gran salida. FUENTE