
Comandados por el MVP merecidísimo de Goran Dragic, por Luka Doncic que se quedó sin poder terminar la final por lesión pero que no impidió que lo incluyera en el quinteto ideal junto a su base compatriota, Shved, Bogdanovic y Pau Gasol, y por un determinante Anthony Randolph en los momentos decisivos, Eslovenia venció por 93-85 a Serbia en un partido emocionante y de alto voltaje.
Nada que añadir ante la sensación de este EuroBasket, el base de los Miami Heat Goran Dragic, y principal culpable de que los eslovenos sean los nuevos reyes del continente. 35 puntazos, 7 rebotes, 3 asistencias, 2 robos y 33 de valoración en una final donde acaparó la atención de todos los espectadores, eclipsando al bueno de Bogdan Bogdanovic (22 puntos, 4 rebotes, 5 asistencias). Macvan también destacó con 18 tantos y 5 rebotes, pero Serbia echó de menos a su torre Marjanovic (6) que no pudo dominar el aro como nos tenía acostumbrado en toda la competición. Como siempre, Doncic (8+7) y Randolph (11+4) fueron los compañeros de baile de Dragic, junto a un sorprendente Prepelic (21) que se encargó de hacer olvidar a las estrellas eslovenas en los últimos minutos del partido.
El encuentro arrancó con mucha igualdad con 6 puntos de Bogdanovic y Dragic en el primer cuarto, protagonizando un duelo directo. Los serbios sí pudieron dominar la pintura (14 puntos) y por ello se llevaron la primera ventaja: 20-22.
El segundo cuarto fue la exhibición total de Eslovenia. Serbia parecía tener muy controlado el partido, pero no pudieron controlar a Dragic.

La segunda parte inició con un triple de Dragic abriendo brecha de 12 puntos, pero fue engañoso pues lo que se iba a mostrar realmente en este tercer cuarto es la garra competitiva de los balcánicos a la que nos tienen habituado. Randolph y Dimec estaban muy serios en defensa y esto obligó a alejar a los serbios del aro y a sentar a Marjanovic.

En los primeros compases del cuarto tiempo Blazic asumió el protagonismo con dos grandes canastas consecutivas y mantener la renta de su selección sin Dragic (77-70). Pero poco les duró la alegría, y, aprovechando el cansancio de Dragic y el desacierto de los eslovenos desde la línea de tres, Serbia completó un parcial de 8-0 jugando muy bien en ataque para ponerse a arriba a cinco minutos del final (77-78).

De esta manera, Eslovenia asumió el reinado europeo que deja de ser de la selección española, campeona en 2015 y bronce ahora en Estambul. Serbia repite la medalla de plata que obtuvo en 2009 y sigue sin saborear un oro continental desde que no existe la selección de Yugoslavia y participan como país propio.