A buen seguro que Emanuel Steward habría estado muy orgulloso con las prestaciones de Wladimir, que supo manejar en todo momento el combate. Aprovechó la guardia excesivamente frontal de Wach para colocar muchos de los jabs que lanzó, mantuvo la distancia prudencial con el polaco y supo tener la suficiente sangre fría de no caer en las provocaciones al límite del reglamento de su adversario, especialmente en los agarres, cuando siempre trató de sacar ventaja.
Con su triunfo (120-107 119-109 y 120-107) y en compañía de su hermano, parece que sólo el tiempo será capaz de destronar a los dos ucranianos. FUENTE